ESTO NO ES UNA TELENOVELA REAL, QUE NADIE SE CONFUNDA. ES UNA HISTORIA IMAGINARIA CREADA POR MI. LAS PERSONAS MENCIONADAS INSPIRAN LA HISTORIA, NO PARTICIPAN EN ELLA. DEDICADA CON TODO MI CARIÑO AL ACTOR Y CANTANTE ADRIÁN RODRIGUEZ QUE ME ENAMORA CON SU TALENTO Y EXPLOSIVA BELLEZA.
jueves, 29 de marzo de 2012
capitulo 24
Para ayudar a su hermano y pese a que le causa repugnancia, Alberto accede a ofrecer su cuerpo a Emilio. Los pelirrojos le manifestan su odio a Emilio pero dejan que disfruten de sus cuerpos. Emilio está como loco con esos dos pelirrojos desnudos solo para él. Emilio se retuerce de placer al poder disfrutar de esos dos cuerpos iguales. Ahora sólo le faltaría Héctor pero eso ya son palabras mayores.
Héctor y Gina están los dos felices en la cama. Él ríe mientras se fuma un cigarro.
--de qué te ríes? --ella.
--Te das cuenta que hemos jodido dos veces y no nos hemos presentado?
Gina apoya su cabeza en el torso de él:
--es que no es algo relevante. Me interesaban más saber otras cosas de ti.
Héctor va fumando, sonríe cachondo.
--A mi si me gustaría saber tu nombre. Yo me llamo Héctor…
--Gina…
Héctor fuma con mirada muy sensual. El sexo le encanta y que una chica tan guapa como Gina lo busque sólo para sexo es algo que lo halaga y mucho.
--Esto es todo lo que quieres ¿no? --él.
Le gusta estar con él pero no quiere complicarse la vida estando varias veces con un mismo hombre para evitar implicar sus sentimientos pero, le pagan para eso. No sabe que contestar así que responde con una pregunta:
--Y tu?
Héctor sí es todo lo que quiere pero no se atreve a decir nada para no ofenderla.
--Yo lo que tú quieras.
A ella le pagan por sexo pero también por conocerlo. Está aferrada al torso desnudo de él, le gusta mucho.
-- a mi me gustaría seguir… --dice ella-- me gusta el sexo, quiero hacerlo contigo pero vaya que podemos hacer más cosas…
Él no le quiere decir que no está interesado en tener nada con ella para que no se enoje pero tampoco la quiere engañar. Le acaricia los cabellos.
--No te prometo nada, acabo de salir de una situación intensa y…
Gina no le deja acabar. Le sonríe. Lo mira, lo besa en los labios.
--No te pido nada…
Luego lo mira cachonda y dice con cierta ironía:
--exijo sexo todos los días…
Los dos muy excitados, él divertido dice:
--Va a ser duro, no sé si pueda.
Gina se viste ante la atenta mirada de Héctor que sigue desnudo en la cama. Él se acaba levantando. La va llevando hacia la puerta entre pellizcos. A ella le enloquece verlo caminar desnudo. Se besan y se abrazan antes de abrir la puerta.
--y así ¿cómo quedamos? –ella.
--como tú quieras…
Gina se da cuenta que a Héctor le aterra la idea que ella quiera comprometerlo y Gina quiere que gocen juntos pero él se sienta libre.
--Lo dejo en tus manos. A mi me gustaría verte todos los días aunque fuera para uno rápido pero no quiero molestarte, cuando puedas me llames… si quieres… Yo estaré esperándote..
A Héctor se le cambia la cara. Sonríe pícaro:
--te llamo mañana…
Se despiden con un beso. Héctor se queda contento. Sonríe. Va hacia la habitación, agarra el condón usado. Entra en la cocina, lo tira en el cubo de la basura. Luego arregla la cama.
Un día después... entra Violeta en la cafetería de Emilio. Se ha pensando mucho si debía entrar o no. No sabe si a Héctor le gustaría.
--¡bueno yo no he hecho nada malo, no tengo porque ocultarme¡ --dice para sí.
Se da cuenta que él está solo.
--Es el momento.
Héctor está junto a la nevera de los helados, la que da a la calle. No hay nadie y Violeta piensa que es el momento para que puedan hablar. No le gusta que Héctor la trate como una desconocida después de vivir su primera vez con él. Violeta no se da cuenta de ese Emilio que por una ventana observa todos los movimientos de Héctor aunque sí ve que Héctor se niega a atenderla y es su compañera( a la que va a buscar al almacén) quien lo hace. A Violeta le duele pero no dice nada.
En la noche, Héctor se encuentra con Gina que lo está esperando. Se miran con deseo.
--has sido puntual –le dice él.
--gracias por llamarme –dice ella coqueta.
Los dos se miran con cara de depravados.
1 mes después, Violeta ha ido al médico. Tiene los síntomas de embarazo.
--¡No, no puede ser¡ ¡¡no puedo tener esa suerte¡ --piensa ella.
Va al doctor para no hacerse ilusiones:
--¡estás embarazada¡ --le dice el doctor.
Violeta no sabe si desmayarse, decide gritar. Está feliz, un hijo de Héctor crece dentro de ella. Jamás pensó que podría tener algo con él pero el quedarse con una parte era algo que no se atrevía ni a soñar, es algo que le parece muy grande. Sale eufórica de la clínica, ese hijo que es una parte de ella y de él es el mejor regalo que le ha hecho la vida.
Por otro lado, Emilio vive en una gran casa. Alejado de vecinos chismosos. Gina lo visita constantemente. Caminan por el jardín. Ella le cuenta todo lo que él quiere saber de Héctor. Emilio siente que lo conoce como si formara parte de él. Medio en broma medio en serio a Emilio se le ocurre decirle un sueño:
--me gustaría tener un hijo de él.
No lo dice por nada en concreto. Le nace decirlo en medio de confesiones. Gina no pierde la ocasión, piensa que es un buen negocio.
--¡ah pues por un buen dinero yo... te lo vendo¡
--¡estas loca¡ --le dice Emilio riendo, se lo toma a broma.
--oye, es un favor que te hago... me embarazo de él, te regalo a mi hijo... eso sí, con papeles de adopción...no me vayas a dejar luego con el paquete.
Emilio sabe que es una locura, que es ir demasiado lejos pero Gina habla en serio y a él le emociona tanto la idea de ser padre, padre de un hijo de Héctor.
--¿como sé yo que no te acostarás con otro? Eres prostituta.
--págame unas vacaciones, me puedo ir con Héctor, estaré lejos de los otros clientes... o sígueme... si me pagas bien me puedes tener vigilada.
--pero ¿Es que no se cuida?
--Sí pero ya nos conocemos, le digo que si tomo las píldoras para que usar condón y aceptará seguro… y yo dejaré de tomar la píldora.
--¿Y como sabré que es suyo?
--Porque debía mentirte… ¿crees qué me arriesgaría a qué me dejaras con el regalo? Además ¿para qué acostarme con otro si lo tengo a él y me pagas bien?
--Es la mayor locura que he hecho en mi vida.
Para Gina sería un buen negocio.
--Él nunca debe saberlo –advierte Emilio.
A Gina le interesa sacarle el dinero a Emilio, lo va animando.
--¡claro que no, él sólo aporta un bichejo muy pequeño… ¡soy yo la que se lleva la peor parte y si yo quiero pues él no tiene nada que decir¡
La vida no le ha dado la dicha de ser poder tener el amor de él pero sí le ha puesto la posibilidad un hijo en su camino y aunque sabe que está mal Emilio no piensa renunciar a ello.
--¡vamos a hacerlo¡
Gina sonríe satisfecha por el dinero que va a recibir. Emilio sonríe emocionado.
--su hijo, su hijo será para mi –se dice emocionado.
Capitulo 23
Héctor y Gina están en el apartamento de Héctor. Los dos desnudos en la cama. Él se fuma un cigarro satisfecho. Gina está muy contenta. El chico es guapisimo y lo mejor es que no lo ha decepcionado.
--ha sido mejor de lo que me pensaba –dice ella mirándolo excitada.
Se ha acostado con el chico más guapo que ha visto en su vida, el chico que tanto deseaba conocer y le han pagado por eso ¡¡es el negocio perfecto¡ Héctor sonríe a Gina con orgullo, se siente muy macho. Gina es muy atractiva y se siente orgulloso de haberla logrado la misma mañana en que se han conocido. La mira pícaro:
--Espero que no hagas esto con todos…
Gina lo mira con deseo.
--Te juro que contigo es distinto… vaya…
Y para sí dice:
--vaya sí es distinto tener que acostarte con esos viejos babosos que pagan bien pero son viejos babosos que acostarme contigo cobrando mucho más y gozando…
Héctor sonríe satisfecho. Le ha gustado la chica. Él no tiene ninguna intención de tener nada serio con ella aunque no le molestaría seguir viéndose con ella para otros encuentros sexuales. Tiene miedo porque no sabe qué es lo que se le está pasando a ella por la cabeza.
--Y entonces ¿que… ya está…?¿no nos veremos más?
A Héctor no le importaría volver a verla siempre y qué eso no implique seriedad. A Gina le gusta el chico aunque está acostumbrada a usar y tirar a los hombres. No quiere tener problemas con Aaminah, ya se dio el gusto. Aunque le sabe mal no seguir disfrutando de él no se quiere arriesgar, sabe que Aaminah está enamorada de ese chico y no le sorprende pero no quiere que ésta la acuse de quererle quitar al hombre que ama. No sabe exactamente lo que pretende Emilio de ella. No sabe si la seguirá pagando. Un polvo con ese chico guapo y cobrando… Eso sí que no lo deja escapar. Mira a Héctor al que tiene desnudo a su lado. Definitivamente no se puede ser más guapo. Vestido es espectacular pero es que desnudo es inimaginable. Gina se levanta desnuda y se empieza a vestir.
--¿ya te vas?
--si no te quiero distraer más…
Él la mira con cara de depravado:
--a mi en cambio me encanta que me distraigas…
Gina se siente deseada por ese chico tan guapo y le gusta.
--pero ¿no tienes que verlo al trabajo?¿no comes?
Héctor habla muy sensualmente:
--comer podemos comer juntos y sobre mi trabajo, aún no entro, igual mi jefe hace lo que yo le diga…
Gina mira a Héctor divertida.
--así ¿porqué? –le pregunta con ironía?
Quiere ver si él sabe algo de Emilio, si conoce los sentimientos del hombre respecto a él. Héctor los conoce pero le da pena hablar de eso con la chica y Gina no insiste más.
En ese mismo momento, Marcos está reunido con Emilio. Le explica lo que ha ocurrido, le pide dinero par aun buen abogado que lo ayude a recuperar a su hijo. Está desesperado.
--¡tú debes tener contactos¡
--sí pero costará mucho dinero.
--¡Haré lo que me pidas¡ --angustiado.
--Nos hemos acostado miles de veces, no tienes nada nuevo que ofrecerme.
--¡ayúdame¡ ¿¿¡es que sólo te importa mi cuerpo?¡
A Emilio le gustaría que Marcos obligara a Héctor a acostarse con él pero no se atreve a proponerlo.
--Tengo la fantasía de hace años de hacérmelo contigo y con tu hermano, los dos a la vez.
--Alberto no va a querer.
--Te daré lo que pidas.
--¡Eres un desgraciado¡ --Marcos con odio.
Gina y Emilio han quedado en una cafetería cercana al domicilio del hombre. Emilio está muy ansioso. Quiere saberlo todo.
--¡¡no te ahorres ni un solo detalle¡ --dice ansioso.
Los dos hablan con mucha pasión.
--No sabes lo que es… ¡es guapisimo¡ ¡¡es perfecto..¡
--Pero no es muy musculoso ¿no?
--No te creas, es delgadito pero tiene buenos brazos. Te aprieta y buf… es increíble… y la verga… ya dormida es algo enorme… pocas cosas tan grandes he visto…
Emilio va saltando en la silla bien cachondo.
--Sí eso se lo nota en los pantalones…
Los dos se ríen con complicidad.
--seguro que no quieres que te haga fotos de él… algún vídeo…
--¡¡no… no¡
Emilio habla sofocado. Es que es imaginar el cuerpo desnudo de Héctor y se pone “enfermo”. Es que piensa en el deseo que siente cuando está tras la puerta y sabiendo que en esos momentos Héctor está desnudo y siente que le falta el aire. Claro que le gustaría verlo desnudo pero le parecería ya demasiado.
--Seguro?
--No me tientes… --Emilio excitado.
Claro que le gustaría verlo desnudo pero ya le parece abusar demasiado de él. Quiere saber cosas de su vida, amarlo a través de Gina pero tampoco invadir tanto su intimidad, hacer algo que lo pueda perjudicar. Pagando a Gina por acostarse con él pues tampoco le hace daño porque bien que lo goza y bueno las cosas que le cuenta Gina se las podría contar a cualquier amiga. Emilio no siente que esté haciendo algo que lo perjudique a Héctor.
--Qué quieres que hagas exactamente?
--que salgas con él, no sé hasta que él quiera estás con él… Yo te pago, el dinero no es problema…
A Gina le brilla los ojos.
--pues si no es problema para ti… ¡para mi tampoco¡
Gina frota sus manos:
--¡nunca había ganado dinero tan fácilmente…¡ --dice para sí.
No quiere que Aaminah vaya a enojarse con ella por tener un romance con el chico que ella quiere pero si es trabajo…
--tú sales con él, haces lo que él te pida y luego vienes y me cuentas… nada más…
--Dalo por hecho…
A Emilio le gusta mucho Héctor. Disfruta conociéndolo en la intimidad.
--¡dime más…¡
Al cabo de un rato, Héctor va bajando la calle y se sorprende al ver a Gina que viene de su encuentro con Emilio.
--¿y ahora tú? –pregunta él.
--¿Tienes algo mejor que hacer? –pregunta ella coqueta.
--Yo no y ¿tú?
Los dos se miran muy seductores.
Capitulo 22
Emilio ya ha acordado con Gina todo lo que tiene que hacer. Cree que Héctor sufre porque lo ha dejado la novia.
--¡que idiota la mujer, de ser yo ni loco lo dejo escapar¡ --dice para sí.
Gina es una mujer guapa. Emilio no cree que esté haciendo nada malo. Gina acompaña a Emilio hasta la cafetería. Ella le va hablando.
--¿y para qué todo esto?
--ya te he dicho, para conocer a ese chico…
--¿y si sería más fácil hablarlo con él?
--No creo que sea gay…
--Pero si la oferta es buena…
Gina haría cualquier cosa por dinero y supone que todos también. A Emilio le encantaría acostarse con Héctor pero no se atreve a hacerle una propuesta así, además no quiere hacer pasar a Héctor un mal rato, no quiere que se le venda.
--No creo que disfrutara haciendo el amor conmigo y en cambio contigo sí… Es un regalo que le hago a un amigo. No tiene nada de malo.
La oferta es buena y Gina, sin conocer a su cliente, supone que debe estar muy guapo como para que Emilio se tome tantas molestias por él. Gina se sorprende al ver que se acercan a la cafetería en la que trabaja Aaminah.
--¿es que trabajas aquí?
--No, soy el dueño.
Gina se aparta sorprendida. Piensa en seguida en Héctor.
--¡No puede ser¡ --murmura.
--¿decías?
Gina se va apartando.
--es que no creo que sea conveniente que nos vean juntos…
--Si, tienes razón.
Se queda sentados cerca.. Gina está muy intrigada.
--¿será posible que me esté pagando por hacerlo con Héctor? –va pensando.
Héctor es el chico más guapo que ha conocido. Casi pagaría por estar con él y no puede creer que la vayan a pagar por tener sexo con él. Héctor está en la nevera que hay en el aparador. Con los helados. Emilio vibra.
--¡¡es él¡¡es él¡
Está muy agitado.
--¡ahora que salga lo podrás ver bien, ya verás que guapo es… no te va a costar nada acostarte con él¡ ¡¡con un chico tan guapisimo y cobrando…¡ ¡¡que chollo¡
Emilio habla muy excitado. Le gustaría estar en el lugar de Gina, le pone cachondo el pensar que Héctor se acostará con la chica que él ha elegido y lo mejor es que ella le podrá contar todo de él. Eso lo hace sentir muy unido a él. Héctor sale al exterior. Atiende una de las mesas. Su belleza deslumbra tanto a Emilio como a Gina.
--¿no me digas que has visto otro chico tan guapo como él? –Emilio contento.
La atracción de Gina hacia Héctor desde que lo vio la primera vez es fuerte:
--ni que lo digas.
Emilio no le quita los ojos de Héctor. Se pasaría horas observando todos sus movimientos. A Emilio le gusta mucho el chico.
--que lindo es –suspira Emilio en una mezcla de deseo y ternura.
Los ojos de Gina son de pura lujuria.
--Lo siento amiga pero me obligan a faltar a mi promesa de no acostarme con Héctor… --dice divertida para sí.
A Emilio le gusta mucho ver a Héctor en movimiento, cada vez le gusta más. Emilio ve como una chica desde la mesa le pregunta algo al guapo camarero que se rasca la cabeza como si no supiera lo que le pregunta. Héctor entra de nuevo, busca la bandeja y empieza a recoger las cosas de las mesas. Aunque con distancia, Emilio lo ve largo rato de espaldas. Los pantalones caídos, el culo se le ve aplastado pero a Emilio le excita mucho. Gina está girada, se tapa un poco la cara con la mano para que no se vea que está con Emilio. Se levanta sofocado.
--bueno, ya sé lo que hay que hacer…
Se queda en una esquina, libre de las miradas de Héctor. Emilio la sigue.
--¿y cuando comienzas?
Gina prefiere que Emilio no sepa que conoce a Aaminah, así que tiene que actuar en el momento que su amiga no esté.
--desde ya, yo busco un acercamiento y cuando sepa algo, pues te digo.
Emilio se va a la cafetería muy contento.
Al cabo de un rato, Héctor está trabajando en el almacén. Entra Marcos. Le sorprende porque sabe que no quiere verlo. Le sonríe pero Marcos le da un puñetazo.
--¡Eres un cabrón¡ ¡María ahora no me deja ver a mi hijo¡ ¡¡le quiere quitar mi apellido¡
Marcos está sufriendo. Héctor quiere apoyarlo pero Marcos no deja que lo toque, que le hable.
--¡ahora que tiene dinero no me quiere a su lado y te va a obligar a reconocer al niño¡
Héctor se lleva las manos a la cabeza.
--¡no puede hacer esto¡
Marcos le da un empujón. Está furioso.
--¡claro que puede pero tú te vas a negar hasta la muerte¡
--si claro yo…
--¡qué te calles¡
Héctor trata de justificarse pero cada vez que va a hablar Marcos le da un puñetazo. Marcos se va y Héctor se queda llorando.
Al día siguiente, Aaminah tiene fiesta. Gina se pone su ropa más seductora. Se presenta en la cafetería. Héctor la atiende como a una clienta más pero ella se muestra coqueta y a él le gusta. Le sirve.
--¿Quieres algo más?
--¿Qué tal tu numero de teléfono…? –muy coqueta.
Sorprendido pero encantando él dice:
--Siempre eres así de directa…?
--Cuando alguien me gusta sí… ¿Cuándo sales?
Él le guiña el ojo. Se miran con complicidad.
--¿Qué quieres hacer?
--¿y a ti qué te parece? –dice Gina seductora.
Los dos se devoran con los ojos. Gina supone una caricia a la atormentada alma de Héctor.
Capitulo 21
Héctor siente una gran herida en su alma. Está de nuevo solo. Ha fallado a todos los que han estado con él. Da puñetazos y patadas a un árbol. Se enfrenta a la gente que lo mira. Cae al suelo y llora. Una chica gordita se le acerca:
--¿necesitas algo?¿te ocurre algo?
Ella está fascinada por el chico aunque le duele verlo tan mal. Héctor la mira rabioso.
--sigue tu camino y déjame en paz, gorda.
A ella le duele la dureza de él pero el chico es demasiado guapo y le duele verlo mal. Se muestra muy cariñosa con él.
--¿No te puedo ayudar? Soy Violeta, ¿no me recuerdas? Fuimos juntos a clase.
Héctor mira a la joven rabioso. Se levanta.
--tú eres la gorda que estabas loca por mí, ¿verdad? --dice con desprecio.
Violeta se ruboriza. Él no espera la respuesta. Agarra de la mano a la chica.
--ven, quiero enseñarte algo --con rabia, con dureza.
Héctor la lleva a su piso y en el sofá se le lanza encima. Se comporta como una bestia.
--tu te cuidas, ¿verdad? –jadea él desabrochándose los pantalones y buscando un agujero donde descargar.
--¡claro, claro¡ --miente ella.
Violeta se siente en el paraíso, está viviendo un sueño y no quiere que se detenga. Es rápido pero Violeta se siente como si volviera a nacer.
Una vez se ha desahogado, Héctor se da cuenta de lo que ha hecho. Se lleva las manos a la cabeza mientras dice:
--¡¿¿virgen?¿¿¡eras virgen?¡
Héctor se lleva las manos a la cabeza, cualquier cosa se esperaba menos eso.
--¿porque no me paraste...? yo... sólo quería desahogarme... yo...
Héctor está alterado. Lo que menos quería es comprometerse con esa chica. Violeta ha vivido el momento más hermoso de su vida y lo ha hecho sin pedir nada a cambio. Se muestra cariñosa:
--tranquilo no tienes que volver a verme...
Él se queda tranquilo pensando que ella está feliz. Ella llora.
--no te quería lastimar... –él sintiéndose culpable.
--no, si lloro de felicidad... –emocionada.
A Héctor le impacta darse cuenta de lo mucho que ella lo quiere sin apenas conocerlo. Otra cosa le preocupa:
-- ¿Seguro te cuidabas? mira que podemos ir a tomar la pastilla del día después...
--¡no, tomo pastillas era para estar preparada... –miente ella.
Héctor se abrocha los pantalones. Se muestra más tranquilo.
--volveremos a vernos? –pregunta ella con timidez.
Él no se atreve a mirarla a los ojos.
--no, lo siento... si hubiera sabido que eras virgen...
Él le ha hecho a ella el regalo más hermoso, vivir su primera vez juntos y no quiere que se preocupe.
--soy feliz... que no te sepa mal...
--pues vete y no le cuentes a nadie de esto.
Violeta obedece en silencio. Héctor se queda tranquilo y Violeta piensa:
--¡ojalá me quedara embarazada pero no tendré esa suerte¡
Violeta llega a su casa y se mira en el espejo. Es un día especial para ella.
--hicimos el amor, hicimos el amor.
Le cuesta distinguir lo que es realidad de lo que es suyo.
--No, no lo soñé.
Da un pequeño salto.
--¡mi primera vez, mi primera vez para él¡
No sabe nada de él pero sí sabe como besa, como acaricia… ¡como hace el amor¡ Violeta tiene ganas de gritarle al mundo lo feliz que es.
--¡¡es que lo amo… lo amo¡
Sonríe pícara:
--¡hacer el amor es maravilloso¡
Se lleva las manos al vientre:
--no se cuidó… no se cuidó…
Eso lo tiene muy alterada:
--¿y si me he quedado embarazada?
Esa idea la tiene eufórica.
--¡sería lo mejor que me pasara¡
Va a su habitación. Se tumba en la cama.
--No, no le diría a él. Yo le engañé, no le puede hacer eso. Sería un regalo maravilloso…
Tiene ganas de ir a la primera farmacia a hacerse el test.
--No, no seas loca. No estás embarazada, seria demasiada casualidad.
Aunque le encantaría, no quiere obsesionarse con lo que es sólo una posibilidad improbable.
Al día siguiente, Héctor llega a su trabajo. Le duele saber que Marcos ha pedido cambio de turno para no coincidir con él ningún día y eso es algo que le duele. Mientras está atendiendo las mesas lo ve Violeta. A Héctor no le hace nada de gracia el encuentro. La gordita está feliz por la casualidad pensando que eso es una señal que puede ocurrir algo entre ellos. Se acerca a él.
--hola, ¿qué tal?
Él hace que no la ha visto y pide a su compañera que atienda él a Violeta. Aaminah se acerca a él después.
--¿te ocurre algo con esa chica?
Violeta ya se ha ido y Héctor le dice:
--cada vez que venga, porque seguro que vuelve, atiéndela tú. No dejes que se me acerque.
--pero te pasa algo con ella?
Héctor ha tomado confianza en Aaminah, la trata como a una hermana. A ella le duele que la trate como una hermana pero le gusta hablar con él, que le tenga confianza.
--es que cometí un error. Me he peleado con alguien a quien quiero mucho y me acosté con ella. Fue un maldito error del que me arrepiento y no la quiero volver a ver.
A Héctor le gusta porque Aaminah no lo juzga. Ella se muestra su mejor amiga cuando está muerta por él. Quisiera saber si es su novia la persona con la que se ha peleado pero no se anima.
Desde su despacho Emilio lo ha escuchado. Da por hecho que Héctor se ha pelado con su novia.
--así que el muy pícaro necesita una hembra y le da igual cual –va pensando.
Piensa en si es el mejor momento para hacerle una oferta sexual. Se le ocurre algo.
Busca en la sección de contactos y contrata a una prostituta. Es Gina. Los dos quedan en un bar.
--¿qué es lo que quieres?
--hay un chico que me gusta pero yo no sé si se ofenda si le digo yo algo… Quiero que tú trates de acostarte con él y me cuentes toda la información posible.
--vaya he tenido clientes raros pero tú eres el que más…
--Te pagaré el triple de lo que ganas normalmente.
Es un trabajo fácil y le hace gracia salir de su rutina.
--¿Quieres que le haga fotos, que grabar vídeos… ¡puedo hacerlo¡
Aunque le gustaría ver a Héctor desnudo aunque fuera en foto no. No quiere entrar tanto en su intimidad.
--Eso sería ya faltarle al respecto… no sé, quiero saber cosas de él, no sé que me expliques lo normal que se explican dos amigas…
--Pero no somos amigas…
--Ahora sí…
Los dos se sonríen. Emilio antes que Héctor consiga novia le quiere conseguir él una. Gina es muy bonita, se lo toma como un regalo que le hará a Héctor y a cambio sabrá cosas. No le parece que sea algo muy malo, que pueda lastimarlo a Héctor. Sino no lo haría.
Capitulo 20
Héctor está feliz acostándose con una chica muy hermosa. Se siente libre. Héctor cae al lado de la chica resoplando feliz.
--Eres fantástica.
Ella se muestra más fría. Se levanta y se empieza a vestir. Él enciende un cigarro.
--¿nos volveremos a ver?
--Si claro. Has quedado para comer conmigo y con mi esposo. Vas a conocer a nuestro hijo.
A Héctor se le congela la sonrisa. Salta de la cama desnudo y se enfrenta a ella.
--¿de qué va todo esto?
La chica lo mira con odio:
--Pues de la vergüenza que tengo que pasar cuando aún alguien me recuerda divertido que toda la escuela vio mi primera vez y que todo fue una apuesta de un hijo de puta.
Héctor mira a la chica con el rostro desencajado. Balbucea:
--Yo tú… ¿Quién eres?
Apenas le salen las palabras. Ella descarga toda su rabia contra él.
--Y también va de qué no quisiste ser el padre de nuestro hijo, bueno almenos lo vas a conocer. Tu amigo Marcos sí fue imbécil y sí creyó que era el padre y le pusimos Héctor en tu honor.
Ella ríe pero es una risa llena de dolor.
--Eso no puede ser cierto, ¡tú no eres María¡
María sabe que Héctor la recuerda porque es la esposa de Marcos, porqué ha oído hablar de ella no porque él la desvirgó.
--¡En la comida me dices, el virgencito de tu amigo cargó con la responsabilidad que te tocaba a ti¡
Héctor se lleva las manos a la cabeza. Quería hacer las cosas bien pero un pasado como el suyo no se puede olvidar fácilmente.
--¡Yo te pido perdón por lo que hice pero no tengo nada que ofrecerte, tú ahora tienes un hogar¡ ¿¿qué quieres de mí?
María lo mira con odio:
--¡Destruirte¡
Héctor traga saliva. No es capaz de decir nada. No sabe como disculparse.
--Es mejor mirar hacia adelante.
--¡No se me da la gana¡
A Héctor le da miedo la mirada de ella.
--Mi padre acaba de morir y ahora tengo mucho dinero, no necesito de Marcos, me puedo deshacer de él.
--¡eso no es justo, le harás daño¡
María odia a todo el mundo y lo que desea es que todos la pasen mal.
--¡Marcos fue tu cómplice, se merece sufrir¡
Héctor sigue desnudo, quiere convencer a María que no haga ninguna tontería pero ya es tarde. Héctor estaba tan caliente, que no se ha dado cuenta que María tenía el portátil abierto al lado del bolso. Todos han visto su polvo, todos se han enterado de la verdad. Héctor se empieza a vestir desesperado.
--¡estás loca¡
María ríe enloquecida. Héctor abandona el motel a medio vestir. Entonces María llora.
Por otro lado, Aaminah está esperando a un hombre en un apartamento.
--¿¿es que no piensa venir nunca? ¿¿porqué siempre lo tengo que esperar?¿y ni siquiera lo puedo llamar?
Aaminah no lo quiere reconocer pero la relación que tiene con ese hombre se parece demasiado a ser su amante. Los comentarios de Gina la hacen dudar:
--¿y si estuviera casado?
Ahora que no lo tiene delante piensa que no tiene sentido seguir con esa relación.
--¡Gina tiene razón, está relación o lo que sea no lleva a ningún lado¡
Lo que más le asusta es que su amante sea efectivamente casado y Héctor llegue a enterarse algún día y piense lo peor de ella. Don Héctor llega en ese momento.
--mi amor, ya llegué.
Aaminah se prepara para reclamarle, para exigirle que le diga si es cierto que es casado pero cuando lo tiene delante, cuando lo mira a los ojos, ve en ellos a Héctor. Lo besa. Y hacen ardientemente el amor. El hombre sale desnudo de la cama. Se siente orgulloso de haber dominado a esa chica tan joven y atractiva. Empieza a vestirse.
--¿porqué siempre te vas?
Don Héctor se sube los pantalones.
--sabes que trabajo, deberías agradecerme que hago un esfuerzo por venir a verte en vez de reclamarme.
--No te estoy reclamando, sólo quiero que pasemos un tiempo juntos, es que me llamamos, lo hacemos y te vas… ¿qué clase de relación es esta?
Aaminah habla tranquila aunque dolida. No está enojada aunque sí le sabe mal no tener con él la relación que le gustaría tener, una relación normal. Aunque no imagina que son padre e hijo, Aaminah siente la sangre de su Héctor en ese hombre y es por eso que no lo puede dejar.
--yo ya te he dicho que te puedes quedar a vivir aquí, así yo podría venir a verte más seguido.
--¿Cómo si fuera tu amante?
--¿qué tonterías dices?
El hombre se hace el ofendido para que no se descubra la verdad.
Don Héctor se muestra tan enojado que ella no se atreve a decir nada más. Le gusta estar con ese hombre que le recuerda tanto a su Héctor y no desea hacerlo enojar.
--No me hagas caso –dice ella.
Don Héctor sonríe satisfecho por haberse salido una vez más con la suya. Le guiña el ojo:
--Cuando pueda te llamo.
Él se va con una sonrisa mientras que ella se viste resignada.
Héctor llega a su casa. En la puerta ya lo espera Marcos. Se le tira encima.
--¡Eres un desgraciado, te voy a matar¡ ¡¡no quiero verte en mi vida¡¡ ¡¡ojalá te hubieras muerto tú en ese accidente¡ ¡¡Asesino¡
Héctor no se defiende. Le duele mucho el dolor de su amigo. Alberto está con él. Lleva sus maletas. Deja el apartamento. Héctor trata de disculparse, de qué le entiendan pero ninguno de los dos gemelos quieren escucharlo. Alberto sostiene a su hermano.
--¡Te puedes quedar con Maria pero Hectorcito es mi hijo. No te le acerques a él ni a mi¡
--¡Yo no quiero nada con María¡
Marcos se le escapa a Alberto. Tumba a Héctor de un puñetazo.
--¡Eres un cabrón¡
Marcos lo mira con odio y se va. Héctor, desde el suelo, mira a sus amigos lloroso. Alberto agarra sus maletas. Mira a Héctor decepcionado:
--La has cagado tío… --Alberto.
Hector quería hacer las cosas bien y ha lastimado a sus mejores amigos. Está deshecho. Marcos y Alberto lo dejan solo. Héctor siente que de nuevo es un miserable
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