martes, 6 de marzo de 2012

Capitulo 1



Héctor es un adolescente de 14 años. Está en su casa viendo porno hetero ante el ordenador. Llaman al timbre. Héctor recibe a su casa a un compañero. El chico es muy tímido.
--llego un poco antes.
--Tranquilo, José. Estoy solo.
Héctor se muestra brusco y eso lo hace más seductor. Recibe en su casa José en camiseta sin mangas y boxers. A José se le van los ojos tras el cuerpecito del chico y Héctor lo sabe. Se muestra coqueto aunque frío.
--Me has traído el trabajo?
--Si --José muy ansioso --Y mi premio?
Héctor pone mala cara. José desesperado le reclama:
--¡Me lo prometiste¡
Héctor en el ordenador con camiseta y calzoncillos, no dice nada mira el trabajo, cierra los ojos. José lo toca y como no se opone se la acaba chupando. A Héctor es la primera vez que se la chupan, imagina que es una chica. Tiene muchas ganas de estrenarse y con una chica pero bueno almenos lo hacen gozar y los deberes. Buena mamada de José al guapo Héctor . Se la traga toda, pequeño gemido del guapo Héctor y José bebe agua, tose. Se ha tragado todo el semen. Héctor se ríe.
--¿tan malo está? –riendo.
--No –José medio ahogado,
José quiere seguir tocándolo pero el guapo se muestra frío, lo aparta molesto.
--¿Cuando será la próxima vez…? –José ansioso.
--No sé, cuando te lo ganes
A José le duele que el chico sea frío pero sabe que siempre lo buscará, que le pedirá un favor y se la podrá mamar. Piensa disfrutar de él aunque le gustaría poder salir con él de otra manera.

Días después, Héctor está en su casa. Una chica de unos 22 años le está dando clases de inglés. Él no hace más que mirarle el escote. A él se le cae el lápiz y al recogerlo ella le mira mucho el culo. Se le ven los calzoncillos. Héctor cada vez es más descarado.
--tus padres me pagan para darte clases no para que me mires las tetas.
--Es que me gusta más mirarte las tetas.
--sí pero es que yo no soy una puta para qué me paguen por acostarme contigo.
Héctor se levanta. Es muy coqueto.
--Yo sé que te gusto y nos podemos repartir el dinero, sería bueno para los dos.
--bueno podría ser.
Héctor está loco por conocer los secretos del sexo. No se lo hace repetir. Se desnuda en segundos y se tira sobre ella. Son los 3 minutos más alucinantes de su vida.

1 año después, Héctor tiene 15 años. Su cuerpo aún no ha acabado de formarse pero cada vez es más atractivo y despierta las pasiones de sus compañeros de clase. Tanto de chicos como de chicas. Está en las duchas. A su lado se pone otro chico. Algo feo. Se le acerca tímido.
--hola, ¿me puedo poner a tu lado?
Héctor lo mira con mala cara.
--Creo que hay otras duchas vacías pero el vestuario es de todos.
Héctor pasa del chico que mira como se va tocando el torso como el agua con jabón desliza por sus genitales. Sus piernas. Héctor se acaba molestando. Lo mira con mala cara aunque no levanta mucho la voz.
--A mí no me mires de esa manera que yo no soy maricón.
El chico no esperaba que le hablara de esa manera. Parece que nadie los ha escuchado.
--pero es que…
Héctor le da un rodillazo en los genitales y lo parte en dos.
--Los maricones como tú me dan asco.
El feo tiene dolor pero además tiene los genitales de Héctor en la altura de su boca y eso además lo excita. Héctor le escupe en toda la cara.
--maricón¡ --dice con desprecio.
Luego se ríe y se va caminando hacia sus cosas desnudo con la toalla en la mano. El feo está triste por lo que ha pasado pero le gusta ver desnudo a Héctor. Héctor va formando un carácter algo agresivo. Es un poco macarra, va pisando fuerte. Le gusta que lo teman, dominar a la gente. Quiere además que todos tengan claro que a él le gusta las mujeres. Se acerca a una chica y la besa apasionadamente. Ella no le dice nada. Él la mira con cara de depravado y dice:
--Me gustó mucho el polvo que te eché ayer. No hay muchas mujeres que se te regalan de una forma tan fácil. Eres única, Yoli. Me encanta que seas tan golfa.
Lo dice alto para que todos se enteren. Ella le da un empujón:
--oye, cómo dices eso¡
--Porqué es verdad.
Él la agarra de la cintura. La estrecha entre sus brazos. Ella no lo puede rechazar. Él la besa con pasión y luego la deja. Se va divertido.

Días después, Héctor está en su casa con el feo que golpeó en la ducha. El feo lo está masturbando. Suena el móvil de Héctor. El feo se molesta porque Héctor toma la llamada.
--¡oye que ahora me tocaba chupártela¡ ¡he estado haciéndote los trabajos mucho tiempo para eso¡
Héctor mira a su compañero con algo de frustración. Se siente poderoso dominando a todo el mundo. No le importa usar su atractivo físico para lograr lo que quiere para obtener beneficios pero tiene claro que lo que le gustan son las mujeres y estaría dispuesto a matar si alguien cuente que deja que los chicos se la mamen.
--¡tú la boca sólo úsala para comer vergas que es lo tuyo o un día te voy a romper tu cara de maricón¡
--tienes que cumplir tu parte del trato.
Héctor lo mira con odio y el feo se asusta.
--¡sigue haciéndome los deberes y cuando vuelva me la mamas dos veces¡
El feo se queda contento.
--¡es un trato¡
Es Yoli quien lo llama. Héctor queda con ella. Deja a su compañero solo en la casa y se va con ella.

3 meses después, Héctor salta desnudo de la cama. En ella queda una joven algo triste. Él se empieza a vestir.
--¡con lo que has gozado no sé porque tienes esa cara, Sandrita¡
--Tú eres hombre. No tienes nada que perder, si Yoli se entera que me acuesto con su novio… --dice con frustración
--Ya te he dicho que no somos novios. Sólo me la tiro y a Yoli le faltó tiempo para acostarse con todos los chicos que te gustan.
--¡yo no creo eso, Yoli nunca me haría eso¡
Hector se sube la cremallera. La mira coqueto.
--Ese es tu problema… Si no te sigues acostando conmigo seré yo quien no sólo le diga a Yoli sino a todo el mundo que ya no eres virgen gracias a mi.
Él la mira con descaro. Se acaba de vestir.
--¿porqué eres así? ¿te gusta lastimar a la gente?
Héctor con un cigarro en la boca. Sonríe con cara de malo. Resulta seductor.
Sandra se queda sola como siempre, es la amante de un chico con novia y que no la valora. Jamás pensó que caería en esa situación pero está demasiado enganchada.

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